- “Antología personal”, de José Luis González;
- “El entierro de Cortijo”, de Edgardo Rodríguez Juliá,
- “Mejor te lo cuento: antología personal”, de Juan Antonio Ramos,
- “Reunión de espejos”, una recopilación de ensayos por José Luis Vega
- “Aura”, de Carlos Fuentes
La prohibición de textos siempre ha llevado a aumentar la curiosidad por su contenido. Los bibliotecarios no debemos fomentar la censura pero sí debemos orientar a la clientela que atendemos a encontrar libros adecuados para su nivel de lectura y conocimiento. Cuando educamos al lector preparamos sus mentes para entender mejor el entorno social, histórico, moral y ético a que son expuestos a través de la literatura.
No es prohibir lecturas, es orientar al lector sobre qué lecturas son recomendadas para su nivel de conocimiento. Sin embargo, cuando la curiosidad es mucha, lo mejor es educar al lector sobre ese libro que tanto le interesa leer para prepararlo a entender su lectura. Aunque para nosotros un libro puede resultar crudo y soez por su vocabulario, debemos pensar en las famosas leyes de Shiyali Ramamrita Ranganathan:
- 1. Los libros están para usarse. - Por tanto, no hay libros prohibidos.
- 2. A cada lector su libro. - Existe un libro
- 3. A cada libro su lector.
- 4. Hay que ahorrar tiempo al lector.
- 5. La biblioteca es un organismo en crecimiento.
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